Estoy tratando de entender e identificar, al menos temporalmente, las etapas que uno atraviesa. Cuando empecé con este espacio estaba recorriendo un momento nuevo y fascinante, donde la inercia de los cambios físicos, sirvió para disimular la falta de resolución de temas emocionales, el permitirme enamorarme, de la manera que lo hice y la posterior decepción, no hicieron más que mostrar que no se habían caído los muros, sino que las cosas se colaron por la ventana. Simultáneamente me aventuré en cuestiones como viajar, irme a vivir solo, retomar (o reiniciar) la facu, volver a ir a ver recitales, poder salir a un boliche y manejar, cosas que no mucho tiempo atrás, me sonaban a ciencia ficción.
Dicen que de todos los viajes se aprende, al menos estoy convencido de eso y en mis dos últimos viajes, el primero casi un acto fallido y el segundo, retomando caminos conocidos, pude escuchar relatos de vida de personas, con creencias muy distintas a las mías, temas que me sonaron ajenos en ese momento y que vuelven a mí a través de mis actos. Recién hoy puedo entender que el rechazo a la violencia cotidiana, el respeto al lugar y su gente, la contemplación despojada de mirada crítica, la aceptación de la condición propia y la actitud positiva, cuestiones que uno tiene y conoce, las estoy poniendo en práctica, de a poco, con idas y vueltas, gracias a ellos, que fueron desmoronando con su relato mis más sólidos argumentos racionalistas.
Siento que estoy empezando una nueva etapa, en la que voy incorporando distintas prácticas y formas de ver las cosas, cual sincretismo, sin pretender encontrar verdades reveladas, tan solo buscando una mirada equilibrada sobre mí, que es el mejor punto de partida para encontrarse con los demás.
Pongo este hermoso tema, asi me canto (a mí mismo) el estribillo del final…
Dicen que de todos los viajes se aprende, al menos estoy convencido de eso y en mis dos últimos viajes, el primero casi un acto fallido y el segundo, retomando caminos conocidos, pude escuchar relatos de vida de personas, con creencias muy distintas a las mías, temas que me sonaron ajenos en ese momento y que vuelven a mí a través de mis actos. Recién hoy puedo entender que el rechazo a la violencia cotidiana, el respeto al lugar y su gente, la contemplación despojada de mirada crítica, la aceptación de la condición propia y la actitud positiva, cuestiones que uno tiene y conoce, las estoy poniendo en práctica, de a poco, con idas y vueltas, gracias a ellos, que fueron desmoronando con su relato mis más sólidos argumentos racionalistas.
Siento que estoy empezando una nueva etapa, en la que voy incorporando distintas prácticas y formas de ver las cosas, cual sincretismo, sin pretender encontrar verdades reveladas, tan solo buscando una mirada equilibrada sobre mí, que es el mejor punto de partida para encontrarse con los demás.
Pongo este hermoso tema, asi me canto (a mí mismo) el estribillo del final…